Algunos estudios, como uno realizado en jugadores
profesionales de fútbol del F.C. Barcelona, muestran
cómo, a pesar del intenso seguimiento médico al que
están sometidos, estos deportistas tienen problemas de
salud bucal (caries no tratadas, gingivitis o mala oclusión bucal).
Nutrición
El consumo de carbohidratos es uno de los factores que pueden favorecer la aparición caries, y los
alimentos y bebidas ácidas, erosión dental. Además, los efectos proinflamatorios de una dieta alta en
carbohidratos también pueden aumentar el riesgo de enfermedad periodontal.
Bebidas y geles isotónicos
Algunas de las bebidas que se toman durante el entrenamiento o la práctica de deporte, y que son
recomendables porque ayudan a la hidratación y la recuperación de nutrientes y electrolitos, contienen
carbohidratos en altas concentraciones: >10% las energéticas y entre 4 y 8% las isotónicas.
Respiración bucal
Durante la práctica de deporte suele realizarse una mayor respiración bucal, que puede provocar que
se reseque la boca y haya una disminución de la saliva (xerostomía). La saliva tiene múltiples acciones
importantes en la prevención de caries: neutraliza el pH ácido que aparece tras las comidas, remineraliza
el esmalte y regula la acumulación de bacterias en la cavidad bucal, responsables de aparición de
caries u otras enfermedades como la gingivitis.
La deshidratación
La deshidratación y la sequedad bucal durante la actividad deportiva pueden aumentar el impacto de los
carbohidratos y de las bebidas ácidas al reducir el flujo salival y, por tanto, disminuir sus
propiedades protectoras (antimicrobianas), tampón de pH y remineralizantes.
Estrés
Muchos deportistas de élite en competición están sometidos a altos niveles de estrés. El estrés puede
propiciar la aparición de xerostomía (con las consecuencias ya descritas) y de bruxismo, que provoca
un desgaste del esmalte y puede favorecer la aparición de sensibilidad dental y caries, además de dolor.
Por otra parte, se ha observado una correlación significativa entre la prevalencia de caries y el tiempo
semanal dedicado a la práctica deportiva o al entrenamiento, con un efecto acumulativo. A medida que
aumenta el tiempo y la intensidad del ejercicio (por ejemplo, correr), el flujo salival disminuye y el pH
de la saliva disminuye; y ello eleva el riesgo de caries y erosión dental.
Sin embargo, el posible impacto sobre la salud bucal de los hábitos descritos puede prevenirse
con medidas higienicodietéticas. Para ello es importante:
• Reducir la frecuencia de consumo y cantidad de carbohidratos .
• Disminuir el consumo de alimentos y bebidas ácidas, y retenerlas poco tiempo en la boca (por
ejemplo, usando una pajita) .
• Elegir las bebidas con menor poder cariogénico. El 83,9% de los triatletas consumen bebidas
deportivas mientras entrenan y el 93,5% comen durante sus sesiones de entrenamiento. Sin
embargo, únicamente el 3,2% perciben el entrenamiento como un riesgo para su salud bucal.
• Aumentar el consumo de agua, tanto durante todo el día como durante el entrenamiento
• Utilizar pastas dentífricas y colutorios específicos para la prevención de la caries y la erosión dental.
• Es imprescindible mantener una higiene bucal adecuada que elimine la placa bacteriana (dental e
interdental). Para ello, hay que:
- Cepillarse los dientes al menos dos veces al día o después de cada comida y esperar al
menos 10 minutos para el cepillado tras el consumo de alimentos y bebidas ácidos.
- Utilizar una seda o cinta dental, cepillos interproximales o irrigadores bucales.
- Emplear productos específicos para la prevención de la caries y la erosión dental.
- Realizar revisiones bucodentales frecuentes. Es importante acudir al odontólogo y al higienista
dental al menos una vez al año.
(DENTAID)